Discriminación.

En mis años de vida, y como ya he expuesto en este blog, las ideologías se encuentran felices en medio de la ignorancia. Pero vamos a razonar sobre el mundo de la discriminación.

Introducción: Instintos.

Los instintos nos alertan sobre un entorno peligroso. El cerebro está acostumbrado a esa discriminación, en el buen sentido. Nos permite identificar personas que posiblemente están enfermas y genera esa reacción de rechazo o asco ante ciertas situaciones. Pero como un software precargado es un poco rudimentario: da falsos positivos y falsos negativos. En realidad, lo que hacemos es discernir entre lo que estamos habituados a ver y lo que nos es extraño. Si es extraño, es cuando nos sentimos incómodos, ya que consideramos que estamos en una situación de riesgo.

Este instinto puede ser evitado, en mayor o menor medida, por las funciones superiores del cerebro. No obstante, a lo largo de la historia, ha sido la base para la discriminación en el sentido negativo: el miedo por lo diferente, por lo extraño, por lo que se nos hace ajeno. Es la base de muchas tragedias.

Historia del mundo vista desde la discriminación.

El Mundo Antiguo.

Ya desde antiguo en el Mediterráneo, los extranjeros en un país eran discriminados un tanto, debido a las diferencias culturales, y aunque eran tolerados (debido a razones menos instintivas como los beneficios económicos) no siempre eran tratados sin suspicacia (también por razones menos instintivas como el espionaje). Pero fuera, por ejemplo, del mundo griego (o romano) todo era una incógnita. Los posibles hombres que existieran allí eran totalmente extraños y se inventaban leyendas sobre ellos. Los contactos que había, alimentaban aún más las historias inexactas sobre esos »bárbaros», que es como llamaban a esos hombres que estaban fuera del rico pero pequeño mundo mediterráneo.

La sociedad grecorromana era esclavista. En general el mundo de la antigüedad lo era. Mas allá de sus grandes avances en ciencia, tecnología, sociedad y tolerancia religiosa, el comercio de esclavos era lo habitual. De hecho, esa costumbre hizo que la necesidad de usar máquinas para hacer los trabajos pesados fuera menor a la que ahora tienen, y por lo tanto que el desarrollo de máquinas, como las de vapor de Herón de Alejandría, quedaran en simples divertimentos o en máquinas para automatizar los templos y dar un espectáculo de magia. Pero en el comercio de esclavos, ¿qué es lo que se vendía? Por supuesto que algunos de los miserables que acababan allí eran hombres libres que se habían metido en problemas, pero la mayor parte eran personas de pueblos que se consideraban atrasados y diferentes, sobre los que se había llevado la guerra de conquista.

La Edad Media.

La Europa medieval y renacentista no eran de otro modo. La tolerancia religiosa romana fue cambiada por una intolerancia total con el advenimiento del Cristianismo como religión imperial, y posteriormente como religión de los reinos europeos. El error fue hacer que una religión fuera la oficial y prohibir otras religiones excepto, a regañadientes, la de los judíos. La radicalización del Cristianismo no fue más que un movimiento político para ganar poder. Pero ese movimiento político generó animadversión por las prácticas religiosas diferentes y en muchos casos obligó a los judíos, que ya de por sí preferían sólo el suficiente contacto con los »gentiles» (otra forma de discriminación), a encerrarse aún más en barrios exclusivos dentro de las ciudades medievales.

Las duras situaciones que pasaron muchas ciudades medievales ante las plagas que asolaron Europa en la Edad Media fueron el detonante de mayor rencor en contra de los judíos. Muchos de ellos, como en España, eran verdaderamente poderosos: Eran consejeros de reyes o manejaban mucho de la naciente economía desligada de los terratenientes. Las envidias no se hacían esperar. Y entonces no fue difícil acusarlos de envenenar las aguas y de traer ellos mismos la plaga. La ignorancia del pueblo es caldo de cultivo para el prejuicio, el instinto domina sobre la razón, una razón débil por falta de formación.

El Renacimiento y las conquistas.

El fin de la Edad Media está marcado por la Era de los Descubrimientos y el Renacimiento. Éste es un ejemplo más de la contradicción continua del género humano. Por un lado el instinto lleva a temer lo desconocido, pero por otro lado la razón establece la curiosidad. Esos individuos se financían gracias al hambre por riquezas en un mundo paupérrimo, el deseo de lo exótico en un ambiente controlado y el espíritu aventurero e ingenuo de algunos que lo acompañan en el viaje. Pero una cosa es el ideal, y otra cosa es la realidad. El Nuevo Mundo no era precisamente el paraíso: ahí también había hombres, ellos también con sus hábitos discriminadores. Y los que llegaron, perdieron su inocencia o asumieron una actitud de supremacía, por las armas y por las costumbres, al ver las diferencias y no gustarles lo que veían. La diferencia real era que los nativos de América no tenían la tecnología: pero todos ellos eran humanos y todos discriminaron lo exótico.

El choque cultural resultó en diversas guerras con motivaciones diversas y dudosas: desde la evangelización de los nativos hasta la obtención de riquezas inimaginables que los soldados, ignorantes, delincuentes o simplemente paupérrimos, tenían ansias de conseguir. Los nobles, los ilustrados o aquellos con mayores posibilidades de encajar las diferencias entre los pueblos esperaban en el viejo mundo a la pacificación. Hay que resaltar que esta historia no fue la clásica propaganda nacionalista de »sanguinarios conquistadores»: ambos bandos se dieron buenos golpes. Y en particular en México, la discriminación precolombina generó alianzas entre los españoles y algunos pueblos originarios en contra de los mexicas: Mesoamérica no era una Utopía, era tan humana como Europa.

Integración cultural.

El vencedor de una guerra de conquista siente el derecho, y en algunos casos la obligación, de convertir a los derrotados en ciudadanos. Para ello intenta borrar la mayor parte de la cultura, pero permite que otra parte continúe y se mezcle intimamente con la cultura propia. Éste proceso fue el más sano, dadas las circunstancias: la permanencia de la cultura anterior generaría un vínculo directo con el pasado y perpetuaría los conflictos armados inhibiendo la pacificación, la integración y la colonización. Tal vez el proceso pueda o no gustarnos: sobre todo a aquellos obsesionados con la conservación de las culturas.

En el contexto del imperio romano, la conquista de territorio presentaba los mismos retos, pero la diferencia es que la incorporación de las religiones y la mayor tolerancia de los romanos hacia lo extranjero, permitían procesos más rápidos y más limpios. Sin embargo en este caso, la lejanía de la metrópoli, errores diplomáticos y las diferencias culturales y lingüisticas más amplias, establecieron un reto mayor.

La excepción fue el caso de las trece colonias inglesas, donde hubo un programa sistemático de eliminación de la población nativa o su encapsulación y el rechazo total por incorporar sustancialmente la cultura nativa en la cultura de los colonos. Las diferencias en los procesos provienen de un hecho: el propósito de las colonias inglesas era servir de refugio a los puritanos, disidentes religiosos en Inglaterra, para fundar una nueva Jerusalén o usar el territorio para establecer plantaciones que proporcionarían riqueza a sus dueños. Con ello había un mínimo interés en la integración de las sociedades vencidas, mas allá de la curiosidad académica.

Esclavismo subsahariano.

Mientras ésto sucedía, los portugueses exploraron rutas de comercio distintas circunnavegando África. Lamentablemente encontraron en los subsaharianos un boom comercial más allá de sus rutas comerciales con la India y China. El África subsahariana no es precisamente el centro de desarrollo de culturas tan avanzadas como lo fueron las culturas del Mediterráneo, Mesoamérica, India, China o las culturas andinas.

Se mantenía, a la llegada de los portugueses, como una serie de reinos que luchaban entre sí, cuya economía aún estaba basada en la agricultura, la caza, la pesca y la recolección, no por ello faltando excelentes obras arquitectónicas y expresiones artísticas ricas. No obstante, este estado de cosas propició la nueva ola de esclavismo. El subsahariano era visto como una máquina de trabajo ni más ni menos. Pero, quiénes intervenían y quiénes también se enriquecían eran algunos de esos reinos: la discriminación en su mala cara nuevamente, al vender como esclavos a sus enemigos. Las guerras por discriminación racial aún siguen hoy en África, dos etnias pueden sembrar el odio entre ellas, estereotipando la una a la otra. Pero los comerciantes de esclavos del Renacimiento obtuvieron grandes ganancias sacando subsaharianos y poniéndolos a la venta en América y a dónde llegaran sus rutas comerciales.

Esclavismo y mezcla.

Así, el esclavismo no es una forma de discriminación sino uno de los resultados de la discriminación. En América, la fusión de lo africano con la mezcla ya existente fue bastante suave, aunque menos bien recibida en las sociedades coloniales ya establecidas, dado que la discriminación en este caso era mayor: los subsaharianos no eran considerados humanos, eran máquinas de trabajo y, a parte, eran extranjeros. Todavía más sufrimiento habría en las zonas en las que no había interés alguno en la integración, como por ejemplo en las colonias inglesas.

Eso sí, la imposibilidad de movilidad del esclavo subsahariano (a menos que escapara) propició que la fusión de lo africano con la cultura colonial fuera regional y no se expandiera. En México, eso se puede sentir en estados como Veracruz o Guerrero. Ambos albergaron puertos importantes de la Nueva España.

La discriminación continúa.

Mientras los tentáculos de las metrópolis se desvanecían y las colonias quedaban libres del poder europeo, un proceso que duró hasta el siglo XX y aún se sigue desarrollando en el siglo XXI, la discriminación ha continuado. En la actualidad, la globalización y los medios electrónicos de información han hecho que sociedades antes aisladas estén en mayor contacto. Lamentablemente, éste no siempre es integral (sólo se transmiten ciertas expresiones que no representan por completo una cultura) ni tampoco se hace en igualdad de condiciones (no todas las culturas tienen el mismo desarrollo intelectual en cuanto al pensamiento crítico). Muchas veces, ésto sólo acentúa los aspectos negativos de una cultura, lo cuál genera un rechazo de forma casi inmediata. Ésto, junto con la ignorancia, no hace más que empeorar el asunto.

Pero tal vez el lector habrá sentido que nos saltamos algo importante o, mejor dicho, algo que ha marcado la historia actual del mundo: el régimen Nacionalsocialista en Alemania. Esa ideología, su expansionismo al parasitar un país como Alemania, y las consecuencias de ese expansionismo lo han hecho el prototipo de la discriminación. Por ello lo he dejado hasta el final, además de porque hay algunos razonamientos que he estado rumiando durante mucho tiempo sobre las consecuencias de un régimen que estuvo basado en la obediencia sin cuestionamiento, en la ignorancia y en una especie de nulificación temporal de la conciencia a base de desinformación intensiva.

Y ésto lo traigo a cuento porque con el mundial y el triunfo de Alemania, además del dominio alemán en la economía de la zona Euro, han vuelto a surgir las acusaciones suspicaces en contra de los alemanes, sin llegar siquiera a entender la desgracia que significó el Nazismo en Alemania.

El Nazismo.

Antecedentes del Nazismo.

Después de la Gran Guerra, la Primera Guerra Mundial, sin duda el perdedor fue Alemania. Alemania fue la que con el tratado de Versalles perdió parte de su territorio y adquirió una deuda de guerra catastrófica que aún hoy continúa pagando. La consecuencia: una megainflación y un sentimiento de mayor derrota aún, ya que habían capitulado. Esa guerra fue particularmente sanguinaria, ya que fue una guerra en transición tecnológica: empezó todavía como una guerra del siglo XIX, pero la introducción de nuevas armas y nuevos aparatos como el avión, dieron ventajas estratégicas para las que el entrenamiento de los ejércitos no habían sido preparados: eso volvío una campaña que duraría unos meses en una campaña que duró años, en la cuál la valentía y el honor dejaron de ser factor (aún hasta el día de hoy) y en donde la carnicería sin sentido fue la regla. Fue un cambio de paradigma total.

Personalidades como John Ronald Reuel Tolkien o Ludwig Wittgenstein vivieron la Gran Guerra de primera mano (en distintos bandos por supuesto) y, en el caso de Tolkien, las pesadillas de la guerra fueron traducidas en sus obras literarias: Tolkien perdió a muchos de sus amigos en las trincheras. Otros tuvieron carreras cortas debido a la guerra como el físico Henry Mosley o el matemático René Gâteaux.

Adolf Hitler.

Adolf Hitler fue un intento de artista sin talento alguno, prácticamente sin preparación formal y lleno de los prejuicios de la propaganda nacionalista, antisemita y antimarxista. Nació en el imperio Austrohúngaro, en lo que hoy es Austria, en una familia de raíces alemanas donde un pangermanismo desmedido y el prejuicio contra judíos y extranjeros eran la norma. Miserable (económica y humanamente) y sin futuro alguno, Hitler intentó acceder a la Academia de Bellas Artes de Viena pero fue rechazado dos veces. Todo ello en una Viena decadente: entre los estertores del final de su gloria como centro artístico y filosófico junto con el final del la dinastía de los Habsburg y donde el miedo premonitor de la Gran Guerra ya se ponía de manifiesto.

Posteriormente, dado su nacionalismo alemán desmedido, Hitler se mudó a München en la región de Bayern, Alemania. Ahí se alistó para luchar por Alemania en la Gran Guerra. Después de algunas supuestas acciones valerosas como mensajero, fue dado de baja por heridas. Nunca estuvo muy cerca del frente de batalla, por lo que si existieron las supuestas acciones valerosas, no fueron de gran importancia. No obstante, obtuvo medallas. Mientras Hitler se recuperaba de sus heridas, Alemania capituló. Aunque bien es cierto que el tratado de Versalles puso presión a la Alemania de posguerra como ya he dicho, también los grupos extremistas se aprovecharon de ello agrandando la situación he inventando una que otra mentira, tal como que la capitulación se había dado por la traición de los judíos y otros enemigos del pueblo. La República de Weimar, el nuevo estado de posguerra, estaba seriamente limitado económica y políticamente.

La derrota de la razón, el inicio de la hecatombe.

Hitler, al igual que otros capturados por el sentimiento de derrota, se vieron atraídos por las mentiras que los extremistas comenzaron a difundir: conspiraciones semíticas, capitalistas y marxistas para evitar la unificación de los alemanes. Hitler había conseguido mantenerse en el ejército, fundamentalmente como una medida de subsistencia dada su falta de preparación, y había sido puesto como espía de los grupos y partidos extremistas, en particular del DAP (Deutsche Arbeiterpartei, Partido Alemán de los Trabajadores), los cuáles abundaban en Bayern. La ideología del partido citado era una combinación de antisemitismo, nacionalismo alemán y socialismo, lo cuál estaba en línea con la ideología que había estado rondando en su mente desde que estuviera en su natal Austria. En ese sentido, traicionó su puesto como agente de la inteligencia alemana y paso a formar parte del DAP. Las reuniones del DAP se realizaban en una taberna, como era común en ese momento. El dirigente del DAP, en una de las reuniones, lo descubrió como un excelente orador: si algún talento se le podría asociar a Hitler sería el de tener facilidad para manejar la retórica y tener la capacidad de convencer e introducir ideas en aquellos dispuestos a ser conducidos. Cuando ganó mayor notoriedad, logró hacerse con el control del DAP y fundó el NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei, Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores) de donde viene la expresión »Nazi» (pronunciado natsi).

Aufwiedersehen Deutschland!

De ahí a convertirse en Canciller de la famélica República de Weimar fue duro, pero la ambición desmedida de Hitler y su capacidad de palabra le abrieron el camino, además de la ayuda que le dieron los grupos de choque (o milicia) del NSDAP que luego darían origen a las SS (Schutzstaffeln, escuadrillas de defensa): las SA (Sturmabteilungen, divisiones de ataque).

Lo único que hizo fue decirle a la gente lo que quería oír, a través de la discriminación colocar chivos expiatorios para las desgracias de los alemanes y a través de la manipulación y la extorsión consiguió ser canciller. Ello, junto con su introducción en las ideas de la supremacía de la »raza germánica», desembocó en la caída de la República de Wiemar, el surgimiento del tercer Reich (Imperio) y un nacionalismo expansionista que acabó con Alemania por segunda vez al catalizar la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Todo ello con él a la cabeza como Führer (Líder).

Monstruosidad y lo que vino después.

Lo más monstruoso de Hitler fue, creo yo, la legalización de la discriminación y la sistematización de la limpieza racial e ideológica. Bajo su gobierno se establecieron las leyes de limpieza racial de Nürnberg que establecieron los parámetros para juzgar quién era alemán puro y quién no, y por tanto quién tenía acceso a la ciudadanía y quién no. Además, los miembros de otras ideologías distintas de la establecida por el Führer (o aquellos que estaban activamente en contra del régimen) eran considerados enemigos del estado. Su destino, el mismo que el de judíos, negros y mestizos: la esclavitud, los experimentos médicos y finalmente la muerte en los campos de concentración.

Pienso que no sólo era un monstruosidad, sino también una locura estratégica. Muchos de los recursos que podrían haber sido utilizados en la guerra, se despilfarraron en la solución a un problema inexistente proveniente de la ignorancia y la discriminación (que no intolerancia). La intolerancia sólo vino cuando el gobierno también filtró y censuró la cultura y la ciencia en Alemania, similar a lo que posteriormente sucedería en la Unión Soviética con el caso Lysenko: la ciencia y el arte deberían ser germánicos y puros (en el caso Lysenko, la ciencia debía coincidir con el Marxismo, sino era ciencia burguesa). Como en otros gobiernos totalitarios del último siglo, se quemaron libros y se acabó con la libertad de expresión.

Alemania después de la Guerra no era ni siquiera la sombra de la Alemania posterior a la Gran Guerra. La locura orgiástica del Reich había terminado. Alemania fue partida en dos, se le establecieron restricciones. La resaca psicológica en algunos alemanes sigue presente. Como diría yo, hay cosas que no se pueden olvidar: más allá del gobierno totalitario es el asesinato organizado y colectivo de millones.

Conclusión. La discriminación se retroalimenta.

Pero hasta ahí es donde estoy de acuerdo. Hoy en día, si bien hay que recordar para no repetir, también es lógico no criminalizar al que ni siquiera estuvo ahí. Continuamente se recuerda, en innumerables ocasiones el Holocausto y continuamente las películas perpetúan el estereotipo del alemán como un ser frío y desalmado, racista y depravado. Aún sin ser tan explícitos, en Latinoamérica y en los EUA se considera al alemán frío, obsesionado con la eficiencia y sin sentimientos, de la misma forma que otros consideran al latinoamericano como parrandero, flojo e irresponsable. Incluso, yo veo en los judíos una obsesión con el Holocausto: El Holocausto es una realidad, pero hay mas cosas después del Holocausto.

En otras palabras, el alemán actual es criminalizado por actos que posiblemente ni siquiera sus abuelos cometieron, se le discrimina al etiquetarlo con un momento oscuro en su pasado nacional. Mientras tanto, el judío no supera lo que ni siquiera el sintió y rememora pesadillas que no son suyas.

Mas aún, que le vamos a cuestionar al alemán promedio de la actualidad si lo que ha conseguido lo ha hecho con esfuerzo: Alemania es el motor de Europa no porque Angela Merkel se tire discursos muy persuasivos, sino porque es la única economía que ha resistido los embates de la crisis y le ha sobrado suficiente para arrastrar a una Europa endeudada y salvarla del desastre. Por ello no veo el problema de aceptar las condiciones de Alemania sobre las políticas económicas de la Unión. Vean que Alemania en menos de medio siglo a resurgido de sus cenizas, se reunificó y vuelve a ser potencia: Eso no se consigue mas que con trabajo.

Si el lector a leído bien, y en particular a leído bien el párrafo anterior, entenderá lo que a continuación diré: La discriminación como disfunción no es más que la incapacidad de continuar con la vida cuando los hechos que encendieron la animadversión ya no te afectaron a tí directamente porque sucedieron hace mucho. El no culpabilizar a la cuarta generación y el no victimizar al que ya no tiene vela en el entierro no implican que haya perdón y olvido: LO ÚNICO QUE IMPLICAN ES DEJAR ATRÁS LA RAÍZ DE MUCHAS GUERRAS Y EL ARMA DE MUCHOS CRÍMENES QUE PODRÍAN VENIR SI SE PERPETÚA LA DISCRIMINACIÓN.

P.S. Además, si los europeos no alemanes tienen envidia de que Merkel tome las decisiones: haber pensado antes de destruir las economías de sus países y condenar a sus ciudadanos, y en todo caso en vez de chillar háganse fuertes y compitan con Alemania, que tampoco son invencibles.

P.S. Que la selección alemana fue mejor que la selección argentina es un hecho. Mientras que los argentinos quisieron ganar por suerte, sin futbol y usando individualidades, los alemanes se asumieron como equipo y atacaron sin parar: la mejor defensa es el ataque. Y sí el pueblo argentino se enojó porque los mexicanos, los brasileños, los chilenos, los colombianos, los holandeses e incluso los propios alemanes les dijeron que no supieron perder, entonces ¿para qué se ponen a celebrar que los brasileños fueron barridos por los alemanes? Pero más allá de eso: ARGENTINOS, EL FUTBOL ES SÓLO UN JUEGO. ¡ASÚMANLO! SI EL FUTBOL ES TAN IMPORTANTE PARA USTEDES, YA LOS HEMOS PERDIDO.

P.S. A todos aquellos mexicanitos, algunos de ellos supuestamente católicos, que toman los símbolos del NSDAP como suyos, primero deberían de preguntarse algunas cosas ¿Conocen la historia de Alemania? ¿Entienden los fallos lógicos y morales en la ideología del NSDAP? ¿Comprenden que el NSDAP mató a sacerdotes católicos y que toleraba a regañadientes al catolicismo en particular y al cristianismo en general? ¿Están concientes de que el Nazismo aunque surgió en Alemania, no representa a la cultura alemana? ¿Acaso entienden el significado y el origen último de los símbolos del NSDAP? ¿Entienden que, en todo caso, el NSDAP estaba comandado por individuos ignorantes, brutales y sin »superioridad» alguna? No lo creo, si entendieran en verdad todos estos puntos, creo que entenderían su grave error. Pero en ese momento dejarían de ser ignorantes y brutos ya que habrían adquirido la capacidad de pensar críticamente.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.